Nos atormentamos
para cumplir con las expectativas de los demás, más aún de las propias,
sufriendo con el ejercicio, las dietas y las rutinas de superación personal y
profesional que nos impone nuestro DEBER SER. Nunca estamos a-gusto y mucho
menos apreciamos el costo tremendo que implica, en tiempo y esfuerzo (¡nadie
más lo aprecia, tampoco!).
El reto
ante la HERMOSA ESPERANZA de saber que ‘se vale cambiar’, es VIVIR día a día; no
imponernos grandes transformaciones inmediatas, ni aspirar ser perfectos. Se
trata de gozar, cada día, poco a poco, apaciguando la urgencia de saciar el hambre
y la sed de ser amados y transformar los vacíos interiores con el agradecimiento
profundo de estar vivos.
Empezamos
con saciar el antojo, que más que hambre es compulsión por comer para apaciguar
la angustia y ansiedad interior. Nos puede ayudar el crear consciencia a través
de la auto-observación, para entender el porqué y el cómo comemos de más. Hay
que anotar, en una bitácora diaria, lo que estamos haciendo cuando surge el
antojo; ¿cada cuándo; qué sentí, qué comí, cuanto comí…porqué creo que sentí la
compulsión de comer?
Dense un
mes para cambiar. A lo largo de ese mes se regeneran nuestras células, permitiendo
reponer la memoria celular con hábitos que iniciemos día a día: Tomar un vaso
de agua antes de comer para dar sensación de plenitud al estómago; espaciar la
frecuencia, distribuyendo los requerimientos alimentarios en 5 porciones al día, para quitar el hambre;
variar la ingesta para incluir la cantidad y variedad de proteínas,
carbohidratos y frutas y verduras requeridas. Anoten todo. Es un primer paso
para conocer los patrones que seguimos en la alimentación…
Quizá, al
registrar nuestra ingesta descubramos también patrones cíclicos de sentimientos
y su relación con lugares o personas que frecuentamos. Hay que acompañar los
cambios en la alimentación con el ejercicio diario…no se trata de volvernos
gimnastas de la noche a la mañana, sino de activarnos para aumentar la
circulación y mejorar el metabolismo de la asimilación y eliminación de
alimentos.
Ejemplo
Tomemos
como ejemplo a la familia Zerecero Cabello, una de las cinco familias que nos
han compartido su vida a través del ‘reality’ televisado HERMOSA ESPERANZA. Con
pequeños cambios, día a día lograrán, no solo bajar de peso, sino una transformación
de hábitos cotidianos que les dará mayor plenitud de vida. Además, la sensación
y orgullo personal por los logros de cada uno, día a día alimentarán su
desarrollo personal, fortaleciendo su valoración y auto-estima.
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